La isla de Martinica debe su nombre a Cristobal Colón y, desde 1635 pertenece a Francia, constituyendo una región ultraperiférica de la Unión Europea. Su origen volcánico unido al clima tropical, ya que está situada en el Mar Caribe, convierten a Martinica en una isla selvática, rebosante de naturaleza y paisajes espectaculares. El carácter de sus gentes es tranquilo y acogedor, lo que hace que tu estancia en la isla sea todavía más agradable. Es uno de os destinos preferidos por los franceses.

Se puede decir que la isla tiene tres zonas de costa principales, que serían: Sainte Anne al este y Le Diamant y Trois-Ilets al oeste, todas ellas bañadas por el Mar Caribe y donde se concentran la mayoría de los hoteles de Martinica (sobre todo en Trois-Ilets). La oferta hotelera es muy amplia, siendo los hoteles de tres y cuatro estrellas los que más abundan. Además, podéis encontrar apartamentos con cocina y residencias hoteleras. En muchos de estos complejos hay animaciones y actividades de todo tipo a lo largo del día.
Todas las playas de Martinica son paradisíacas, bañadas por aguas cristalinas típicas del Caribe. La playa de la Salina está considerada como una de las más bellas de la isla, con sus 1.200 metros de fina arena. Desde ella, se tienen una de las vistas más bonitas de Martinica, y más meridionales, hacia la isla de Cabrit.

Para los que vayan buscando playas con más oleaje, pueden optar por las playas de la Península de la Caravelle. Además, posee una de las zonas protegidas de Martinica, una zona selvática de gran riqueza biológica. Quizás, una de las «visitas» obligadas es la Roca del Diamante, y digo «visita» porque está cerrada al público. Se trata de un islote volcánico de unos 176m de altura y que se ha convertido en el símbolo de la isla. Pero sí se puede bucear en la zona y admirar el rico ecosistema marino que existe bajo las claras aguas. De hecho, es un lugar donde acuden muchos buceadores para nadar junto a tortugas y barracudas.
Otra de las zonas más típicas de Martinica es el pueblo de Les Anses-d´Arlet, famoso por su iglesia mirando al mar. Se trata de una lugar tranquilo, cargado de encanto y con dos playas realmente paradisíacas: la gran ensenada y la pequeña ensenada, ambas espectaculares. Además, se conserva el puerto pesquero típico caribeño. Se diría que este pueblo es una visita indispensable. Y conocer Martinica, un viaje muy recomendable. Si no conoces el Caribe, podrías empezar por aquí.

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