Hablando de apellidos, un estudio conjunto de la Universidad de Georgetown y de la Universidad de Belmont, la primera letra de nuestro apellido influye en diferentes conductas, como, por ejemplo, a la hora de comprar. Según este estudio, publicdo por la revista Journal of Consumer Research, las personas cuyos apellidos comienzan por las últimas letras del alfabeto son las que primeras responden a una oferta de compra y son los más dispuestos a pasar toda la noche haciendo cola para conseguirlo. Según parece, estas personas están acostumbrados a ser los últimos en las listas, estan sentados en las últimas filas de clase…Esto hace que, con el tiempo, sean más rápidos a la hora de responder. Por el contrario, las personas cuyos apellidos comienzan por A, B o C están tan acostumbrados a ser los primeros que se preocupan menos por ser los primeros en llegar a hacer cola para conseguir un determinado producto que va a ser puesto en oferta.
Si nos referimos a los nombres de pila, parece que tener uno u otro nombre puede condicionar en parte nuestro éxito social y profesional. Según un estudio llevado a cabo por el psicólogo Rochard Wiseman, los humanos asociamos los nombres con diferentes niveles de éxito o atractivo y ésto podría tener consecuencias reales en nuestras vidas. En concreto, Wiseman comprobó en un estudio sobre más de 6.000 personas británicas que nombres como Ann y George se perciben como personas poc atractivas mientras que Bryan y Sophie serían los más atractivos. La mala suerte se asociaría a nombres como Helen o John, mientras que Lucy y Jack serían los más afortunados. Según Wiseman la importancia de este tipo de percepciones en función del nombre estaría en que «los empleados con nombres asociados al éxito o al atractivo podrían tener más opciones de ascender».
Por último otro curioso estudio asegura que nuestros nombres, o las letras que contienen nuestros nombres influirían a la hora de que el sexo opuesto se sienta atraído por nosotros. El estudio en cuestión, llevado a acabo por el Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT), consistió en colgar fotos con nombres falsos en una revista on line en la que los internautas tenían que puntuar el atractivo de dichas personas. Un tiempo después, cambiaron los nombres de dichas imágenes. Como ya sospechaban, las calificaciones habían cambiado. La conclusión fue que las mujeres resultaban más sexys cuando sus nombres contenían vocales con curvas, como la «o» o la «a»; en el caso de los varones ocurría justo lo contratio, los más atractivos resultaron ser los que contenían las vocales «e» y la «i».

Curioso, ¿no?

Foto 1 y 2