Entre los numerosos efectos que sufren los astronautas cuando se les somete a gravedad cero, existe uno muy curioso conocido con el extravagante nombre de efecto «Charlie Brown». Ante la falta de gravedad, los fluidos del cuerpo se mueven libremente por él, tendiendo a acumularse, o al menos, a haber más cantidad que en condiciones normales, en la parte superior del cuerpo. Esto es, en la cabeza. Esta acumulación de líquidos transforma las caras de los astronautas, volviéndolas más redondeadas y rechonchas, de ahí el nombre de Charlie Brown por su parecido con este personaje. Los síntomas que se producen son, según los propios astronautas, similares a la congestión que produce un resfriado.
Hace tiempo, los investigadores de la NASA se dieron cuenta que los astronautas demandaban salsa picante para aderezar su comida, aunque estos hábitos no fueran habituales en su dieta terrestre. Parece ser que este anhelo por salsa y otros alimentos picantes es debido a que les ayuda a reducir los síntomas del efecto «Charlie Brown» por sus efectos descongestivos. Al añadir salsa picante a su insípida comida, sus vías respiratorias se despejan. Además, al tener el sentido del olfato bloquedao, el del gusto se ve distorsionado. Así, aderezar con salsa picante lo que hace es potenciar los sabores de la ya insulsa comida deshidratada y liofilizada que consumen a bordo.
Alimentos muy solicitados en el espacio son los rábanos picantes, la pasta de ajo, el café muy fuerte y el wasabi, aunque éste se prohibió hace unos años cuando al abrir una bolsa de wasabi a bordo, éste se dispersó por todas partes teniendo que limpiar todo el módulo.
El astronauta español Pedro Duque hizo honor a su país llevándose más allá de la estratosfera un suculento chorizo picante de León, menos peligroso que el wasabi a bordo pero más peligroso para el colesterol.

Foto 1 y 2

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