Cada persona tiene un tipo de piel que viene determinado por la genética. Hay pieles más claras, más morenas, más finas y delicadas o más gruesas y resistentes. A la hora de tomar el sol, como todos sabemos, hay que tomar precauciones, siendo esto más importante en aquellos tipos de pieles más blancas ya que puede aparecer el temido melanoma o cáncer de piel.
Existen una serie de factores que influyen a la hora de adquirir una piel bronceada y sana, y uno de los más importantes es la alimentación. Se puede hablar de cuatro componentes o nutrientes básicos que nos ayudarán a mantener una piel sana y mejor preparada para recibir los rayos de sol.
-Alimentos con vitamina C y E: La vitamina C es uno de los antioxidantes más potentes que existen en la naturaleza, por lo que nos ayudará a luchar contra el envejecimiento. Pero esta vitamina además es un estimulante de la producción de colágeno, elemento que proporciona resistencia y elasticidad a nuestra piel. En cuanto a la vitamina E, también es un gran antioxidante y un agente cicatrizante, por lo que ayudará a la regeneración de la piel.
La vitamina C se encuentra en todos los cítricos y en otras frutas como el kiwi o la papaya, y en hortalizas como el pimiento o el tomate. La vitamina E está presente en el aguacate, el germen de trigo o la soja.
Alimentos ricos en omega-3: Los ácidos grasos omega-3 nos ayudan a proteger nuestra piel frente a los daños que puede provocar el sol como quemaduras o dehidratación. Los alimentos más ricos en este ácido graso son los pescados azules, tales como el atún, la caballa, el salmón, etc., así como en soja, las nueces o el germen de trigo.
Alimentos ricos en manganeso: El manganeso es un oligoelemento, es decir que se encuentra en bajas cantidades en nuestro organismo. Lo adquiriremos ingiriendo frutos secos como la nuez, las legumbres o los cereales. La función del manganeso en nuestra piel es la de actuar como filtro de radicales libres, al mismo tiempo que ayuda a la pigmentación de la misma.
Alimentos ricos en betacarotenos: El betacaroteno es un precursor de la vitamina A, que posteriormente se almacenará en el hígado en forma de retinol, que será el responsable de la pigmentación de nuestra piel. Además, es un potente antioxidante, por lo que protegerá nuestra piel ayudando a evitar la aparición de malenomas. Los betacarotenos están presentes en las frutas y hortalizas de color rojo, anaranjado y amarillo, como la zanahoria o el tomate, y en las verduras y hortalizas de color verde tales como las espinacas o las acelgas.
Por último, destacar la importancia de mantenernos hidratados a la hora de tomar el sol y usar protector solar de alta protección, teniendo especial cuidado con las pieles blancas y con presencia de pecas y lunares.

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